La sala Bataclan, un teatro con aire de pagoda china erigido en 1864 en el corazón de París, se recordará ya siempre como el escenario del peor ataque terrorista de la historia de Francia, cuando las ráfagas de balas silenciaron los acordes del rock californiano de Eagles of Death Metal.
A falta de un recuento definitivo, las víctimas mortales superan las 70 en un teatro con capacidad para 1.500 personas situado en el número 50 del bulevar Voltaire. Por esa emblemática sala, rematada por una inmensa cúpula y ubicada a pocos pasos de la sede de Charlie Hebdo donde en enero pasado un atentado yihadista dejo 12 muertos, han pasado artistas de todo tipo.
Desde Lou Reed, John Cale, Alain Bashung, Téléphone, Prince a Buffalo Bill, en su reciente historia rockera, o Mercadier, Fragson, Aristide Bruant, Paul Delmet y Fursy muchas décadas antes, en un enclave en el que se han vendido entradas para ballets, operetas, espectáculos de variedades o representaciones cómicas durante más de un siglo.
Un lugar alegre y desenfadado que el viernes se tiñó de tragedia y fanatismo cuando varios jóvenes entraron a cara descubierta con armas de asalto y "dispararon sobre la gente gritando: 'Alá es el más grande", según relataron testigos. Primero el público pensó que se trataba de petardos como parte del espectáculo, pero segundos después comprendieron que estaban sufriendo un ataque terrorista, comentó al diario Le Monde un joven de 27 años que se encontraba en el recinto.
"Les dio tiempo a recargar al menos tres veces", explicó en la emisora Europe 1 el periodista Julien Pierce, presente en la sala cuando comenzó el horror, hacia las 21 horas, en la noche parisina de un viernes de otoño. La escena, de una violencia extrema, duró "entre 10 y 15 minutos", durante los cuales el público y personal del establecimiento entraron en pánico, corriendo de un lado para otro buscando una salida, agregó Pierce.
El prefecto de Policía, Michel Cadot, afirmó, además, que los terroristas "se hicieron explotar" en la segunda planta del local. El suelo se llenó de heridos y cadáveres, mientras que algunos supervivientes se hacían "el muerto" otros sentían cómo los terroristas disparaban donde escuchaban ruidos o veían movimiento, comentaron varios rehenes que lograron escapar.
Algunos de ellos lograron huir por la salida de emergencia, detrás del escenario. Otros escondidos, pedían ayuda con sus teléfonos móviles y a través de las redes sociales. "Todavía estoy en el Bataclan. Primera planta. Herido grave. Que lancen pronto el asalto. Hay supervivientes en el interior. Matan a todo el mundo. Uno por uno. Primera planta, rápido", escribió en Twitter uno de los espectadores atrapados en la barbarie.
Finalmente la policía tomó el teatro, abatió a los asaltantes y liberó al resto de los rehenes, dejando un eco de sirenas de ambulancia y gritos de pánico en el centro de París que poco a poco se fue convirtiendo en silencio, el mismo que reinará mañana en Bataclán, donde estaba programado un concierto de Deftones. (Télam)